Archive for enero 2012

A la Luz de la Libertad

enero 27, 2012

Por Yamil Santoro.*

Yamil Santoro

Does this mean that freedom is valued only when it is lost, that the world must everywhere go through a dark phase of socialist totalitarianism before the forces of freedom can gather strength anew?

F. A. Hayek

Introducción; antiguos debates que no pierden vigencia.

No es nuevo el debate acerca de si conviene encarnar la lucha por la libertad desde un think-tank, desde un partido político o mediante cualquiera de los otros métodos disponibles para hacer circular las ideas liberales.

Siguiendo el debate entre F. A. Hayek e I. Fisher, consistente en ver cuál era el vehículo más conveniente para promover las ideas de la libertad, quisiera dar mi impresión acerca de la estrategia política conveniente a seguir en nuestra Argentina actual.

Cabe preguntarse si, tal como sugería Hayek, estableciendo organismos liberales orientados a persuadir a intelectuales y políticos de la conveniencia de un sistema liberal o quizás otro enfoque más orientado a la acción, o a otro público, puede resultar una mejor estrategia. Analizaré la conveniencia o no de adoptar la «estrategia think-tank” en nuestro país para luego hacer una pequeña revisión de otras formas en las que los liberales pueden participar en política.

Independientemente de las referencias políticas locales, confío en que varias de las ideas contenidas en este documento pueden servir de inspiración a los liberales de todo el mundo a la hora de establecer el plan de acción a seguir.

Participar o no participar: esa es la cuestión.

Antes que nada, a fin de entender mejor el perfil político del liberal, expongamos mediante una simple matriz los incentivos que operan para que los liberales y socialistas operen en política. En concreto, vamos a observar el sistema de pagos de participar en la misma, tanto para liberales como para socialistas tratando de explicar luego el comportamiento desinteresado que exhiben normalmente las personas de orientación liberal en contraposición a sus pares socialistas.

En el siguiente cuadro, observaremos los pagos presuponiendo un momento de análisis de intervención nula o de un esquema símil al de la constitución de 1853.

La primera pregunta que surge es “¿a qué se debe la diferencia en el sistema de pagos?” Esto es relativamente fácil de explicar dado que para un liberal no participar en política tiende a ser una mejor inversión que para sus pares socialistas. Los liberales suelen ser personas orientadas al progreso personal, orientados al éxito en cualquier empresa (social o comercial) y se responsabilizan por sus méritos y fracasos, lo cual les ofrece un mindset más apto para la competencia y para el crecimiento.

El buenismo socialista encierra consecuencias parasitarias económicamente hablando; encuentran en la participación política y académica su mejor garantía de subsistencia. Tienden a crear los lazos de dependencia que les permite nutrirse a costa de quienes dicen proteger.

Si los liberales reniegan de gobernar, como hoy en buena medida ocurre, podemos esperar que el totalitarismo económico que es tan necesario para el crecimiento del socialismo, avance en su dirección inevitable hacia el totalitarismo político. No olvidemos que las medidas socializantes generan estímulos económicos para violentar cada vez más libertades individuales apuntadas especialmente a todo aquel que no sea parte del grupo de saqueadores.

Si los socialistas no participan y los liberales si, se genera una situación paradojal donde, símil al período comprendido entre 1860 y 1930, quienes esgrimen las ideas de la libertad se ven seducidos por las ventajas del estatismo (para quien lo controla) y se aprovechan de su posición dominante para establecer ventajas para sí mismo, en detrimento de toda la sociedad (volviéndose conservadores).

Lo interesante es que para ambos bandos la jugada dominante es participar. Los socialistas procurarán el avance del estado, intentando mantener sus cotos de caza, y los liberales procuraremos el avance de las libertades individuales, limitando a su vez el avance de los saqueadores. Sin embargo, el avance de una sociedad socialista trastoca el sistema de pagos y nos abre la puerta a una nueva complicación: los costes sociales de ser liberal.

A modo de ejemplo, ofrecemos una simplificada muestra de la conveniencia de ser de una ideología o de otra según el sistema en el que se viva. Esta medida tiene que ver con la forma en la que el pensamiento/comportamiento de una persona, según su ideología, incide en su calidad de vida.

La lógica individualista propia del liberal y su propensión a hacerse responsable de su propia existencia lo llevan, como vimos, a tener menos interés que un socialista a participar de la política. Sin embargo, en un contexto donde compulsivamente se lo quiere llevar a colaborar, a “ser bueno” y a someterse a todo tipo de disposiciones establecidas unilateralmente, su nivel de insatisfacción sea, al menos en lo tocante a la política, alto. A su vez, el contexto vuelve relativamente más caro pertenecer a una ideología que a otra, a causa de la opinión pública (léase aceptación popular) y por la angustia que se vive por la distorsión entre el ideal y la realidad.

Recordemos, por último, que el liberalismo permite que las personas sean socialistas en sus vidas privadas pero, en socialismo, pensar distinto es algo cercano a un crimen por lo que no es un entorno apto para un liberal.

Frente a todo lo anterior, encontramos que hay más incentivos a participar siendo socialista que liberal, si establecemos una relación directa entre los cambios políticos y el trabajo invertido podríamos afirmar que es más probable que el socialismo avance y vaya ampliándose continuamente, mientras que los liberales encontrarán cada vez mayores incentivos para abandonar su posición y cambiarse de bando.

En principio, la tendencia es hacia la extinción de los liberales. Tendencia que se evidencia hasta quela pérdida de las libertades se vuelve insoportable. En ese momento, como un fénix, las ideas de la libertad resurgen y encuentran nuevas fuerzas en nuevos agentes.

Para continuar leyendo el artículo acceda aquí a la Revista Digital Orden Espontáneo de Octubre del 2011 donde el mismo fue publicado.

*El autor es estudiante de Derecho y de Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires, miembro fundador del Partido Liberal Libertario y de la red latinoamericana de jóvenes liberales: AVAL (Avance Liberal). Este trabajo fue el ganador del Concurso de Ensayos Mont Pelerin Society Buenos Aires 2011 por el cual se le otorgó una beca para asistir a la prestigiosa reunión.

Entrevista a Gabriel Zanotti. Un Filósofo con la mente en la Luna y los pies sobre la Tierra. Segunda Parte.

enero 17, 2012

Por Matías Spelta.

El Dr. Gabriel Zanotti es, sin ningún lugar a dudas, uno de los más importantes pensadores del Liberalismo Clásico y la Escuela Austríaca de Economía. Es autor de 20 libros y una innumerable cantidad de artículos. A lo largo de toda su obra ha tratado los más diversos temas. Nos proponemos en esta entrevista hacer un recorrido por todos ellos, llegando a los motivos que hicieron que su estudio se convirtiera en una necesidad intelectual y una forma de vida. El Prof. Zanotti se encarga de demostrar personalmente que, como dijo recientemente, “la vida y obra de un autor son una sola”.

Gabriel Zanotti

MS: La educación es un tema muy importante en tu carrera. Has escrito mucho criticando el actual sistema educativo y planteando reformas. Este año hemos vivido en Argentina tomas de colegios por parte de sus alumnos. ¿Qué reflexiones te provocaron estos episodios?

GZ: Bueno, en esta pregunta hay que distinguir varias cosas. Una, mis críticas al monopolio jurídico estatal en materia educativa. La educación privada implica libertad de planes y programas de estudio, algo que no sólo está lejos de Argentina: hoy Europa se ha convertido en un autoritarismo educativo impresionante Creo que este tema va a tardar mucho en cambiar porque es uno de los frutos más importantes del iluminismo racionalista: el Estado Educador ha tomado después del Siglo XVIII el papel que la religión jugaba en los imperios cristianos y musulmanes de la Edad Media. Así como después se ha distinguido entre Iglesia y Estado, hoy hay que separar Educación y Estado, pero… Otra vez, algo muy difícil de comunicar; otra vez, algo que va contra los paradigmas dominantes y las creencias populares.

Los contenidos culturales no deben ser impuestos por el Estado según su fuerza, sino por las personas según su conciencia: suena muy bonito pero nadie está dispuesto a sacar las conclusiones de ese respeto a la conciencia. Parece que en esta época la libertad individual se ha reducido a la esfera sexual: allí es el único lugar donde las personas reaccionan y dicen “es mi vida”. Ok, y yo lo acepto desde el respeto a la intimidad, no desde la indiferencia moral. Bien, lo mismo deberían decir en temas educativos pero no, allí, que el Estado me eduque. Son muy interesantes esas contradicciones culturales pero así es la opinión pública…

Pero a su vez yo estoy en contra de la educación formal de origen enciclopédico y positivista. Lo cual no es lo mismo que lo anterior, porque en un régimen de libertad educativa, habría libertad para ese tipo de educación. Pero yo tengo otro modelo; no se debe imponer desde el Estado, por supuesto, y la libertad educativa es la condición jurídica para intentarlo. Mi modelo educativo es más bien tutorial, sin clases formales…. Sus detalles los he escrito aquí. No es una reforma global para todos los niveles, pero surge de un convencimiento profundo de que Occidente, por influencia del positivismo, ha confundido educar con “informar”, esto es, la suposición de que el aprendizaje implica un sujeto pasivo que graba paradigmas y los repite, una especie de modelo computacional del aprendizaje. Pero claro, como ello es imposible, porque el ser humano no graba información, sino que o aprende u olvida, entonces las personas se pasan unos 20 años de su valiosa vida repitiendo lo que no entienden en absoluto, enseñado supuestamente por quienes tampoco entienden. Un asesinato a la creatividad intelectual y un primer nivel importante de corrupción intelectual y moral.

Me da pena la cantidad potencial enorme de genios de 4 y 5 años que son asesinados intelectualmente por la primaria y luego, que es peor, la secundaria, para seguir luego dando materias sin ton ni sin, sin conciencia histórica ni filosófica de lo que dicen, sus profesores y ellos. Por supuesto que hay personas que aprenden y personas que enseñan verdaderamente “en” ese sistema, pero es “a pesar del sistema”, no por el sistema. Aprenden porque quieren aprender, a pesar de estar inmersos en el paradigma de la información positivista. Pero son los menos.

Pero lo peor es que todo ello es obligatorio, que no hay opción, que es coercitivo. Como ya dije, yo me salvé de todo ello porque todo me entraba por un oído y me salía por el otro instantáneamente, o directamente no escuchaba nada. Todo lo que aprendí se lo debo a la espontaneidad, a mis padres o a la televisión. Lo único que aprendí formalmente fueron las materias filosóficas en la Universidad; ello, claro, porque yo ya quería aprenderlas. Mi padre, con la sabiduría irónica digna de un pedagogo que ya estaba de vuelta, al verme estudiar me dijo: “Gabriel, ahora estás en condiciones de hacer la
primaria”.

Ahora bien, a la situación argentina hay que agregarle más cosas. La degeneración cultural que vivimos hace ver al proyecto sarmientino, con el cual tengo, como ven, severas críticas, como un paraíso, a lo cual hay que agregar la comprensión histórica que le debemos a la época racionalista ingenua que lo inspiró. Lo que quiero decir es que al menos los contenidos obligatorios de antaño y la formación docente de antaño hacían perdonable al sistema. Ahora, todo es insoportable, porque desde Perón en adelante, el subdesarrollo, el sindicalismo fascista y la descapitalización han llevado a una caída espantosa de toda la oferta educativa estatal, desde lo edilicio hasta la formación docente, y las escuelas supuestamente privadas, introducidas legalmente en el sistema, no pueden escapar del mismo, excepto que desobedezcan, como muchas veces hacen, pero eso retroalimenta la cultura argentina, donde se es estatista en blanco y liberal en negro, lo cual produce la esquizofrenia cultural donde se predica una cosa y se hace otra. (El argentino promedio es así: estatista en blanco, liberal en negro. Está de acuerdo con los impuestos a la renta pero no los paga. Está de acuerdo con la protección a la industria nacional pero luego hace contrabando. Está de acuerdo con las cargas sociales pero luego contrata y es contratado en negro. Y así sucesivamente, propongo hacer una lista. El resultado cultural de ello es negativo para el liberalismo: se lo ve como lo ilegal, lo corrupto, y se asume que “somos así”, cuando en realidad casi todo lo que en Argentina es en negro “debería ser en blanco” y visto como positivo…).

El sindicalismo fascista, más los usos y costumbres revolucionarios asumidos desde los 70 –década de la cual no hemos salido- han producido un modo de expresión social de las demandas basadas en los delitos de usurpación e invasión de espacios públicos y privados, desde calles, puentes, colegios, universidades, hospitales y ahora parques y más adelante quién sabe. Los militares agregaron a ello su represión ilegal y produjeron que la misma noción de represión del delito sea vista como ilegítima. Así, las generaciones de los 60, los 70 y los 80, nacidas en semejante confusión y absorbido culturalmente el consiguiente caos mental, fomentan y estimulan a sus hijos a hacer todo eso, desde pequeños, cuando los llevan de la mano y en sus hombros a sus manifestaciones en calles tomadas, puentes tomados, etc. Ahí tienen entonces a los colegios tomados por sus alumnos y justificados por sus padres. Muchos intelectuales de izquierda tienen un buen punto cuando dicen que ese problema no se soluciona por la fuerza. ¿Qué van a hacer además con niños de 13 a 17 años? ¿La noche de los bastones largos? Eso es peor que la enfermedad. Es necesario un cambio cultural que, huelga decir, no es rápido…

MS: La Escuela Austríaca está viviendo en este momento un incremento en su popularidad y al mismo tiempo se van profundizando las diferencias entre sus miembros. ¿Pensás que tienen alguna relación estos fenómenos?

GZ: No, no les veo relación pero obviamente puedo equivocarme………… Creo que las graves diferencias entre sus miembros se deben a falta de formación filosófica y epistemológica de algunos de ellos, y como lo que acabo de decir es grave, no voy a nombrar a nadie. Pero querer erigirse como pontífice de una supuesta ortodoxia, en temas filosóficos y científicos, es por un lado falta de formación y, por el otro, algún conflicto interno proyectado a la vida académica. Creo que simplemente sufrimos ese tema, pero cuidado, porque la ciencia, como siempre me gusta decir, es humana, aunque hayamos creado una imagen de ella como exenta de las debilidades de lo humano. Y estas cuestiones humanas pueden decidir la continuidad o no de un paradigma alternativo.

Por lo demás sí, es verdad, noto un esfuerzo comunicativo especial. Videos como el HayekKeynes rap o el reciente “I´m in love with Hayek” , lo muestran. Eran cosas inconcebibles hace algunos años, y no porque no hubiera Internet. Por lo demás, el esfuerzo de muchos discípulos de Israel Kirzner –que en general tienen una mejor formación en historia de las ideas y en epistemología- de integrarse a los departamentos de economía de universidades diversas, conviviendo con una mayoría no austríaca, es un camino muy apropiado. Están generando a su vez nuevos discípulos y cuanta mayor sea su formación epistemológica mejor, porque la Escuela Austríaca es, en última instancia, epistemología….

MS: ¿Cómo imaginás el futuro de la Escuela Austríaca? Las diferencias internas se profundizarán o habrá una consciencia mayor de un programa de investigación Mises-Hayek como vos planteas? ¿La EA se hará más neoclásica o el neoclacisismo se hará más austríaco?

GZ: No sé, debo reconocer que he estado dubitativo y a veces contradictorio en mis apreciaciones en este punto. A veces he predicho una austrianización del paradigma neoclásico actual, otras veces exhorto a un mayor diálogo con los neoclásicos y a recordar los orígenes estrictamente neoclásicos de lo que hoy es la EA. Yo mismo tengo un modo de explicar el sistema de precios que, dejando de lado mi insistencia en ellos como síntesis de conocimiento disperso, es más neoclásico que el esquema presentado por Böhm Bawerk.

La profundización de un programa de investigación Mises-Hayek es posible precisamente por la mayor inserción académica que tienen los discípulos de Kirzner, que fue precisamente quien unificó a Mises y Hayek sin borrar sus diferencias (bueno, eso es un programa de investigación). Quiero aclarar que esta insistencia mía en Kirzner (sí, en eso soy kirznerista ) no contradice de ningún modo los aportes de Rothbard. De hecho, yo me formé con Mises y con Rothbard antes que con Hayek y Kirzner y nunca he abandonado los frutos de esa primera formación. Simplemente, como dije, creo que un austríaco actual no puede salir adelante si no tiene una sólida formación en: historia de la filosofía, historia del pensamiento económico; epistemología, de Popper a Feyerabend, fenomenología y hermenéutica, profundizando autores como Lachmann, Machlup y Schutz en sus aportes epistemológicos.

Pero últimamente estoy dubitativo sobre el futuro de la EA por una cuestión más amplia. El neopositivismo cultural y académico ha revivido en estas últimas décadas. En la bibliografía secundaria actual de filosofía de las ciencias, del debate de Popper y Feyerabend se habla como si fuera ya historia de Egipto. Han recrudecido las neuroeconomics, las bioeconomics, los esquemas evolucionistas de corte biologista, etc, como fundamentos de las diversas microeconomics. Yo no tengo nada contra la neurología, la biología y la evolución que inciden en la acción humana. Como tomista tengo un paradigma unificado cuerpo-mente. El problema es su reduccionismo a lo solamente material, con lo cual el carácter intencional, libre, de la acción, queda muy dudoso. Y si se pierde eso sí, olvídense de la EA.

Por supuesto, puede ser que el debate sobre la EA pase por sus tesis más “económicas” como teoría del ciclo, moneda libre, imposibilidad de cálculo económico en el socialismo, etc. Podemos intentar, y de hecho se intenta, debatir todo ello como si los debates filosóficos pudieran quedar de lado. Pero todas esas tesis presuponen que el mercado es un orden espontáneo. Y esto último, a su vez, ¿cómo se justifica? Alguno podría decir que a partir de “The Sensory Order” que es un esquema evolucionista biologicista como precisamente a vos NO te gusta. Ok, pero, en primer lugar, creo que Hayek tienen una tensión interna entre ese libro y sus tesis más proclives al carácter intencional de la acción y los objetos de las ciencias sociales, como en “Scientism…”.

Pero, lo más importante, es que el tema del orden espontáneo implica precisamente que la EA no abogue por “políticas”, ya sea monetarias, crediticias, de comercio exterior, etc. Esa ausencia de “políticas” y de agregados macroeconómicos es lo que la hace quedar como marciana total ante un neopositivismo en lo social que en primer lugar piensa que hacer ciencias sociales es hacer políticas, diseños, de un determinado aspecto en lo social que de lo contrario queda en el caos. O sea que previo a EA “vs” teoría neoclásica actual, hay otro debate más profundo y que incluye al anterior: ciencias sociales como orden espontáneo versus mentalidad neopositivista.</strong> Y es en ese debate donde he vuelto a ser pesimista. Los que se vuelquen por la primera alternativa quedan incluso fuera del circuito académico, casi fuera de los journals, excepto que sean mansos como palomas, astutos como serpientes y pacientes como Matusalén. ¿A quién se le puede demandar semejante cuota de heroísmo, sagacidad y paciencia? Los temas de sociología de la ciencia son aquí claves. Pero en fin, allí está la generación de Peter Boetkke “in-sistiendo”; espero que alguna vez ex–sistan…

Para continuar leyendo la entrevista acceda al número de octubre del 2011 de la Revista Digital Orden Espontáneo donde la misma fue publicada.