Entrevista a George Selgin

Por Matías Spelta*

George Selgin es Doctor en Economía por la Universidad de Nueva York. Actualmente se desempeña como BB&T Professor of Free Market Thought en la Universidad West Virginia y Profesor de Economía en la Universidad de Georgia. Es uno de los más importantes teóricos del sistema Free Banking (en este sentido le recomendamos al lector la entrevista que recientemente le hizo el Banco de la Reserva Federal de Richmond). Las principales áreas de investigación del profesor Selgin son: teoría monetaria y bancaria, historia monetaria y macroeconomía. Por otra parte, entre sus obras se destacan: Bank Deregulation and Monetary Order y The Theory of Free Banking: Money Supply under Competitive Note Issue. Los invitamos a visitar su página personal: http://www.terry.uga.edu/~selgin/

George Selgin

George Selgin

En enero de este año escribió un artículo en el Wall Street Journal sobre el problema de escasez de monedas que sufre la Argentina. Explica que la comercialización de monedas en el mercado negro no es causa sino consecuencia de este fenómeno. En este sentido dice “El mercado negro no existiría si las monedas fueran fáciles de conseguir en primer lugar”. Opina que si se quiere terminar con este problema, Argentina debe abandonar el monopolio estatal y permitir la libre acuñación privada de monedas. Esta propuesta no es ni una locura y ni siquiera original, si tomamos como guía a la historia. Gran Bretaña sufrió un problema de escasez de monedas de baja denominación muchísimo más grave que Argentina en un momento crucial: La Revolución Industrial. Como sucede hoy, el gobierno británico no fue capaz de terminar con este problema. La tan esperada solución llegó cuando las empresas británicas, casi sin ninguna otra opción, decidieron empezar a acuñar sus propias monedas y así posibilitar algo tan simple como el pago de los salarios de los trabajadores. George Selgin describe esta particular experiencia en su libro Good Money: Birmingham Button makers, the Royal Mint, and the Beginnings of Modern Coinage.

A continuación transcribimos la entrevista que el Centro Adam Smith le realizó sobre este tema, donde demuestra un gran conocimiento de la situación que vive nuestro país. Asimismo, nos dio su opinión sobre el fenómeno de las “monedas comunitarias” que se desarrolló en Estados Unidos a consecuencia de la crisis que allí acontece.

MS: Usted escribió un artículo sobre la escasez de monedas en Argentina. ¿Cuáles son las similitudes entre este episodio, y el que ocurrió en Gran Bretaña durante la Revolución Industrial que usted describe en su libro “Good Money”?

GS: La principal similitud es que ambas naciones sufrieron severas escaseces de cambio chico, en las cuales sus gobiernos no estaban dispuestos o quizás no podían resolver. Pero la escasez en Gran Bretaña fue mucho más seria, porque no fue simplemente una escasez de monedas muy chicas del tipo utilizadas, por ejemplo, para pagar el boleto de colectivo, sino una entre todos los tipos de monedas de plata y cobre, que sería más bien comparable a una escasez hoy día de cambio de todas denominaciones salvo por el billete de 100!

MS: ¿Cómo se resolvió el problema en Gran Bretaña?

GS: Extraoficialmente la escasez llegó a su fin a principios de la década de 1790, después de que comerciantes privados habían puesto en circulación cientos de toneladas de sus propias monedas de bronce. Desde ese momento hasta 1810 se escucha muy poco sobre las escaseces que habían asolado a Gran Bretaña hasta 1787, cuando las primeras monedas privadas fueron acuñadas. En 1797 la acuñación privada se detuvo cuando el gobierno británico anunció una nueva moneda oficial de cobre. Pero las escaseces volvieron a surgir por 1810, provocando una nueva ronda de acuñaciones privadas. Recién en 1820 el gobierno británico logró reformar sus disposiciones oficiales en materia de acuñación, usando ideas tomadas de los acuñadores privados, lo suficiente como para satisfacer las necesidades de la economía británica.

MS: ¿Por qué piensa que la acuñación privada aún no ha reaccionado en Argentina?

GS: Bueno, ha habido algunos movimientos en esa dirección, como los “tickets bonificados” de los supermercados chinos. Depende mucho de la respuesta anticipada de los reguladores. Ninguna empresa quiere pasar por las molestias de preparar monedas privadas solamente para que después se las declaren ilegales y confiscadas.

MS: ¿No traería un problema inflacionario la acuñación privada de monedas?

GS: No. En el pasado, los sustitutos privados de monedas oficiales siempre han sido emitidos como reclamaciones redimibles (redeemable claims) de algún tipo, o han consistido en valiosos commodities por sí mismas. Por lo que la inflación no ha sido un problema en la práctica.

MS: ¿Es la Ley de Gresham realmente un argumento válido en contra de la producción competitiva de dinero?

GS: No. La ley, usualmente conocida como “la moneda mala desplaza de circulación a la buena”, siempre ha referido a circunstancias en las cuales el gobierno emitía monedas inferiores y trataba de forzar a las personas a tratarlas como iguales a una moneda superior. La consecuencia no intencionada de esa interferencia gubernamental, siempre que existe libre elección monetaria, es que las monedas superiores son atesoradas, o intercambiadas en mercados negros, dejando circular abiertamente sólo a las inferiores, con todos los precios por supuesto siendo definidos en términos del dinero malo.

MS: Para terminar, ¿Cuál es su opinión acerca de la creación de “monedas comunitarias” como Ithaca Hours en los Estados Unidos?

GS: Las monedas comunitarias son interesantes pero están condenadas al fracaso por su propósito de ser de muy limitada importancia. La razón es que sus promotores están filosóficamente comprometidos con la idea de mantener el comercio dentro del ámbito local – evitando que se “escapen” fondos de las comunidades locales— y por lo tanto deliberadamente tratan de limitar las monedas no oficiales a un uso local. Eso significa esencialmente que nadie quiere a las monedas comunitarias excepto aquellos que adhieren a la filosofía del “compre local”. El resto de nosotros quiere dinero que podamos gastar en cualquier lugar.

* Publicada originalmente en la Revista Digital Orden Espontáneo Nº 1 Junio 2009. Los detalles de edición se encuentran en la misma.

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